Me cansé de tener que recurrir a esa vieja y polvorienta caja de zapatos, atestada de recuerdos, para saber quien soy. Intento descubrir mis heridas tapizadas en mentiras y en capas de olvido, pero se me hace casi imposible poder dejar el sufrimiento de lado. Talvéz es algo de lo que necesite, algo como una droga, algo a lo cual no me puedo negar cada vez que se me presenta. ¿Es ahí el error? ¿Me deberé negar la próxima vez que se me presente la situación? ¿Como hacerlo? Si el sufrimiento ya me parece amigable, casi como un amigo.
Deberé afrontar esta situación como lo amerita, aunque no tenga ganas de afrontarla ni menos hacerlo como realmente debiera ser.
Wladimir Santander
Si leiste el título y no hiciste caso, no tienes derecho a preguntas ;).
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